La fusión entre arte y naturaleza

Cada pieza de cerámica cuenta una historia del Valle de Liébana en un momento específico, como la flor de la lavanda de los primeros días de verano o las hojas de roble que tapizan las camberas en el tardío.

Inspiración botánica y lingüística

jatera es una propuesta artesana original, fundamentada en una conexión estrecha con el entorno natural y cultural. Su visión creativa se refleja en creaciones que integran elementos botánicos y lingüísticos, configurando una expresión artística ligada al territorio.

Por un lado, al utilizar la flora local como elemento estético y narrativo, creamos piezas de cerámica botánica que reflejan la estacionalidad y biodiversidad del valle de Liébana, combinando arte, naturaleza y raíces territoriales. Por otro lado, al incorporar elementos del patrimonio lingüístico y cultural de la comarca en nuestras colecciones, añadimos una dimensión adicional que convierte nuestra artesanía en una expresión viva de la historia y las tradiciones de esta tierra.

Cada pieza cuenta la historia del Valle de Liébana en un momento específico, como la flor de la lavanda de los primeros días de verano o las hojas de roble que tapizan las camberas en el tardío.

La técnica más característica de la cerámica de jatera es la impresión botánica, un proceso que consiste en presionar flores, hojas o semillas sobre arcilla fresca para dejar su forma, que se fija tras la cocción.

En nuestras creaciones seleccionamos cuidadosamente los materiales, utilizando la vegetación local que brota en cada época del año y asegurándonos de que cada huella sea clara y detallada, creando una imagen reconocible del territorio que nos inspira.

Tras la recolección de elementos vegetales del entorno —flores, hojas, ramas, etc.— y el diseño de cada pieza, esta se seca y se cuece en el horno cerámico. Este proceso da como resultado creaciones que reflejan la biodiversidad del Valle de Liébana y que varían según las estaciones, produciendo colecciones únicas e irrepetibles.

Cada colección captura las características de una estación y su flora, convirtiendo a jatera en un proyecto artístico que documenta el paso del tiempo.

Primavera

La primavera, con su explosión de colores y la renovación de la vida, nos invita a reconectar con la naturaleza. En el Valle de Liébana, destacan numerosas especies florales, entre las que se encuentran las prímulas, con sus hojas y pétalos delicados, símbolo característico de esta estación. También sobresalen las elegantes umbelíferas, como la zanahoria silvestre y el hinojo, reconocibles por sus flores agrupadas en pequeños paraguas. Además, aunque a menudo considerada una «mala hierba», el zurrón del pastor —llamado así por la forma acorazonada de sus sacos de semillas— también tiene su momento de esplendor en esta época.

La primavera invita a apreciar la belleza en cada detalle, y la cerámica botánica tiene la capacidad de inmortalizar este fugaz espectáculo en una pieza única.

Verano

La fumaria, con sus singulares tallos colgantes, aporta un toque de elegancia y un aire silvestre al verano lebaniego. Junto a ella, la lavanda, un clásico de la cerámica botánica, destaca por sus espigas florales y su intenso aroma. En los jardines, las hortensias reinan estos meses con sus exuberantes flores, mientras la menta llena el ambiente con su frescura característica. El trébol, con sus pequeñas flores blancas o rosadas, simboliza la buena suerte y la prosperidad durante el verano, y la milenrama, con sus hojas finamente divididas, destaca por su delicadeza. No menos importante es el brezo, cuyas pequeñas flores en forma de campana constituyen un elemento característico del paisaje veraniego del Valle de Liébana. Junto a él, las semillas de amapola aportan un contraste sutil que enriquece el paisaje estival.

En la estación donde el canto de los pájaros y el aroma de las flores inundan el valle de Liébana, las verbenas deslumbran con un mar de flores diminutas, creando un efecto visual de gran belleza.

Otoño

El otoño es una estación de contrastes marcada por colores intensos y formas que se transforman. Los tonos ocres dominan el paisaje, mientras las hojas caídas cumplen una función fundamental: al descomponerse, enriquecen el suelo con nutrientes esenciales para las plantas futuras y sirven de refugio para insectos y pequeños animales durante el invierno. En esta época, las semillas se dispersan mediante el viento, animales o el agua, asegurando la continuidad genética de las especies vegetales.

El otoño es el momento ideal para recolectar hojas y semillas. Mientras las hojas secas pueden usarse para compostar, acolchar o hacer manualidades, semillas como las bellotas o los hayucos se pueden sembrar en macetas o en el suelo.

Invierno

Mientras la naturaleza se cubre de blanco y los árboles pierden sus hojas, algunas plantas florecen y aportan color al invierno. Los heléboros, conocidos como rosas de Navidad, soportan las bajas temperaturas con sus flores cerosas y tallos firmes, representando resistencia invernal. Las berzas, con sus hojas grandes y nerviadas, ofrecen un motivo ideal para la cerámica botánica: el verde intenso de sus hojas contrasta con la blancura de la arcilla. Por su parte, la parietaria, aunque discreta, destaca por sus pequeñas hojas y nerviación fina, mostrando una belleza contenida pero evidente.

Existen plantas perennes, como los helechos, que permanecen verdes todo el año, permitiéndonos disfrutar de la belleza del valle de Liébana en todas las estaciones.

Los helechos, con sus hojas delicadas y elegantes, destacan por su exuberancia y capacidad para prosperar en los lugares más insospechados. Por otro lado, el tejo, con su flor secreta, revela una belleza discreta que demuestra la adaptación de las plantas a diversos entornos y la diversidad de formas que la vida puede adoptar.

Patrimonio lingüístico e identidad

Nuestra contribución en este ámbito es doble: por un lado, reflejamos el léxico propio de la comarca mediante la inscripción de términos y expresiones en las piezas cerámicas; por otro, fomentamos su uso activo en los procesos, técnicas y la comunicación diaria del taller. De este modo, el patrimonio lingüístico se mantiene vivo y funcional, integrado en la práctica artesanal y cultural de jatera.

 

La formación en lingüística estimula en jatera una sensibilidad especial hacia el nombre de los procesos y materiales, vinculándolos al hecho cultural de la cerámica. Nuestro objetivo es activar y actualizar este patrimonio para darle uso en el presente, como vía indispensable para su valoración y preservación.

Diseñamos colecciones que reflejan el paisaje, las tradiciones y la riqueza lingüística del valle, donde cada pieza es un testimonio vivo del territorio y su historia.

En nuestras piezas incorporamos expresiones populares y proverbios lebaniegos, junto con ilustraciones que reflejan elementos representativos del folclore y la naturaleza local. Esta combinación lingüística y cultural dota a cada creación de un valor añadido, convirtiéndola en un vínculo tangible entre la historia y la realidad actual de Liébana.

Cada pieza comunica una historia concreta. Invitamos a quienes adquieren nuestras colecciones a conectar con la cultura de Liébana a través de un objeto que materializa su patrimonio cultural y lingüístico.

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  1. Lena Kennedy en Mitt
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